Estreno online de cortometraje "Huir" - IntuitivoFilms
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Estreno online de cortometraje «Huir»

Estreno online de cortometraje «Huir»

rodaje de intuitivofilms

Alba Quiñones. Foto fija: Sara Curina

Huir.
Huir como metáfora de estar siempre en movimiento , como Forrest Gump. Corriendo.
Huir del lugar en el que ya no quieres estar.
Huir de la vida que no quieres vivir.
Huir de tu, aburrida/sosa/previsible, pareja.
Huir de tu, alienante/monótono/ajeno, trabajo.
Huir incluso de ti mismo, gris, serio y falto de aventura.
Huir, siempre hacia delante.

Si quieres ver el corto, puedes ir directamente al final del post.

Si me pidiesen una sinopsis filosófica del corto creo que esa sería la más acertada.
El corto está basado en hechos reales, bueno, más bien en hechos reales que nunca llegaron a producirse, pero que se podrían haber dado… Me explico. De Niño estuve muuuuuuuy enamorado de una chica, todos lo hemos estado de niño y, como todos, no fui correspondido… Aunque eso sí, me pegaba unos buenos morreos, me besaba, pero poniendo su mano entre nuestras bocas… Uno de esos besos, el que me hizo querer escribir sobre este recuerdo, fue un beso que me dio en la piscina, bajo el agua… Pero no anticipo más, que estoy espoileando demasiado… En fin, al tiempo me mudé de ciudad y perdí el contacto de aquella niña. Volvía de visita a la ciudad, volvía al barrio, pero nunca me la cruzaba. Me encontraba con antiguos amigos, compañeros de colegio, de barrio, pero a ella no. Es más, todo el mundo se la encontraba, mi madre, mi hermana, amigos, todos menos yo. Estaba claro que si quería reencontrarla tendría que ficcionarlo.

El primer retazo de ficción surgió en el guión de largometraje «Pequeño » escrito junto a Jorge Naranjo y que era un poco prolongación de este corto (Cinco contra uno), en el largo había una secuencia en la que una chica besaba bajo el agua a un chico… Pero al final la peli no se realizó. La idea de ese beso submarino y de ese reencuentro seguía en mi cabeza, incluso pensé en realizar un documental en el que me grabarme a mi mismo yendo en busca de aquella niña que ya sería mujer (en mi imaginación todo un pibón)… Pero tampoco lo hice. La historia, o la anécdota, o la potencial anécdota seguía en mi cabeza, hasta que un día, fantaseando con la idea de rodar un corto de atraco, comencé a pensar las dificultades con las que se encontraría el prota, ya sabemos que una historia es básicamente ponerle obstáculos a alguien que quiere conseguir algo. Así, ideando obstáculos para el prota, guardia civil, persona que quiere entrar en el banco, se mezcló la idea del reencuentro… ZAS! Perfecto, en mi cabeza cuadraban ambas historias y las enriquecían, y las hacía más interesantes. Así que me puse manos al teclado.
Creo que escribí el guión más o menos rápido. Contacté con amigos de producción y de dirección de foto y les enseñé el guión. Los de foto me decían que habría que invertir unos 3.000 euros, para iluminar, para el soporte de cámara en el coche… y eso tirando por lo bajo… Yo les miraba con cara torcida, y es que mi presupuesto era entorno a 700 €, no quería gastarme más, en mi anterior corto (17 del 7) me dejé unos 9.000 €, y aunque los había recuperado gracias a premios, no quería volver a sentir la presión, quería rodar cómo quien juega, como quien se aventura y disfruta de un viaje. Así que tiré de amigos con menos experiencia pero con más ganas de aventura y rodamos con dos duros, sin luces, sin soportes para coches, y grabando todo el corto, con secuencias de atraco, persecución y huida… en dos días. Gracias a pedazo de equipo, siempre se dice, porque siempre es necesario decirlo, más en los cortos, pero en este caso fue equipo de amigos, de familia de rodaje con los que jugar y avenurarse felizmente.

 

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Equipo de rodaje. Sara Curina

En cuanto a los actores lo tuve claro, tenían que ser amigos. Más que famosos o resultones, amigos, con los que pudiera quedar en su casa y en la mía para ensayar, para jugar, para permitirme por ejemplo hacerles interpretar el “texto” cómo si ambos fuesen mudos. O para en pleno rodaje atreverme a… No sé si debería contar esto, Alba, dime si he de editar esto, jajaja. En pleno rodaje, después de varias tomas, en un diálogo en el que se habla de las tetas de Alba, no conseguía la reacción de Javi que necesitaba, así que cogí a Alba, y le dije, – Alba, se me ha ocurrido una cosa, es muy loca, pero que si no quieres…- No, no, Silver, dime, tú dime.- – Es que quizás es demasiado, da igual, no, no- Va, dime. – Vale, pero que si no quieres…- Alba asintió, y yo me lancé -Pues que se me ha ocurrido, cuando le dices lo del topless, que… que… eso… pues que te saques una teta.- Alba me miró un segundo, sonrió y sentenció. -Me encanta. Lo hago- -¿Segura? – Sí, sí.- A todo esto, estábamos en pleno día, en el centro de Villamayor de Santiago, un pueblo que se había portado como si fuésemos el equipo de Almodóvar, cortando calles, consiguiendo un tractor, un especialista de conducción (el dueño del tractor), y estando por lo tanto allí el concejal de cultura, el de deportes, y el alcalde. Pues bien… fuimos a rodar la toma, por supuesto no dije nada a nadie, aunque me daba miedo la reacción del cámara, fuese a estropear la toma ante el nerviosismo/excitación. Pero no, la toma quedó fantástica, es la que usé en montaje, obviamente sólo el contraplano de Javi, la teta solo la vio él y el operador de cámara, quien, sin dejar de grabar, me miró con los ojos como platos, pensando ¿¿¿Eso estaba en el guión???

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María y Mateo: Alba y Javi. Foto: Sara Curina

Después del rodaje, llegó la parte dura (para mí) de un corto y que se prolongó casi un año, montaje, sonido, etalonaje… El resultado me parecía, para el dinero invertido, muy honorable y satisfactorio, así que busqué entre amigos productores para ver si querían/podían invertir en la distribución del corto… ninguno de ellos pudo/quiso y el corto corría el riesgo de quedarse en el limbo de los cortos. Al final, eso de contar con actores amigos tuvo una contraprestación más… y es que ambos decidieron poner dinero para dicha distribución y convertirse así en coproductores. Felizmente todos hemos recuperado lo invertido, económicamente hablando, que el tiempo dedicado es difícil de cuantificar, pero bueno, al menos nadie ha perdido dinero…

Así pues, ¿os apetece huir?

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