Aprender rodando: falsear - IntuitivoFilms
95
post-template-default,single,single-post,postid-95,single-format-standard,bridge-core-3.0.1,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode_grid_1300,footer_responsive_adv,qode-content-sidebar-responsive,qode-theme-ver-28.6,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-6.7.0,vc_responsive

Aprender rodando: falsear

Aprender rodando: falsear

En esta serie de entradas mostraré lo que he ido aprendiendo en mi experiencia rodando, grabando, filmando… Trataré de centrarme en el aprendizaje práctico y concreto, aquello que  he descubierto sobre la marcha. Seguro que son conocimientos que se saben e incluso se estudian… yo los mostraré explicando el caso concreto en el que lo aprendí.

Esta primera entrada me gustaría hablar sobre la falsedad en el cine. Es bastante común escuchar a alguien en un rodaje diciendo algo así como  –»bah, no te preocupes, eso se falsea»–.  Y también sabemos que  una de las máximas del cine es que es mentira. Ya, sí, pero ¿qué significa realmente esto? más allá de que la base del cine sea la magia/ilusión óptica/fantasía/.

Pues puede ser desde que un actor esté dando la réplica a otro en un contraplano donde el otro actor ya no está, o a que en lugar de mirarle a los ojos se ponga un palo cerca del obetivo de la cámara y se le diga que mire al palo como si fueran los ojos del otro actor (a veces hay suerte, y el palo es más guapo que el actor al que sustituye), o la famosa banqueta sobre la que parece que Tom Cruise interpreta. A nivel concreto falsear es engañar, modificar la realidad para que, paradójicamente en cámara, resulte más real.

Yo esto de que en el cine hay que falsear lo aprendí haciéndolo mal. Sí, ya sabéis, es como se aprenden las cosas. Fue durante el rodaje del que podría afirmarse que es mi primer corto de ficción «La sociedad del mal humor» un trabajo para primero de audiovisuales. Pues bien, os dejo el fragmento en el que la cagué y luego os sigo contando.

Como habéis visto la acción es sencilla, una cabina en la que las tres ranuras por las que se introduce el dinero están atrancadas y hace que el protagonista termine propinando una  patada. Pues bien,  atrancar la cabina no era fácil, debía quedarse atrancada, que no se viese el artificio y además luego queríamos dejarla tal cual estaba. Así que hicimos un trabajo bastante sofisticado e ingenioso… con una cáscara de pipa. ¿Cuál fue mi error? ¿Qué hice mal? Mi fallo fue no falsear. ¡¡Atranqué las tres!!, como no había sido complicado atrancar una, decidí hacerlo en las otras dos. Posteriormente en el montaje, me di cuanta  me di cuenta que habría bastado con rodar dos o tres tomas de la misma ranura. De hecho en el montaje sólo uso dos planos detalles, y no parecen que sean de diferentes aparatos.

Una vez aprendida la lección pude pude ponerla en práctica en mis siguientes trabajos. En «La compleja sencillez del universo«, tuvimos un problema, al actor protagonista no le gustaba demasiado el agua y tenía ciertos problemas para bucear. ¿Qué hicimos? Falsear.

 

No Comments

Post A Comment